Desde pequeño he disfrutado muchas veces delante de la TV viendo cualquier tipo de deporte, algunos me gustan más que otros, pero todos tienen sus ingredientes para engancharme a veces en el sillón, y vibrar como si fuera una gran película, con su drama, suspense, emoción, y casi siempre con un final incierto, que puede superar a los mejores guionistas de Hollywood. Y si encima, te pones del lado de uno de los protagonistas (y al revés), la pasión aún es mayor, ya sea con alegrías o penas al final. Pero lo importante, es que te provoquen sensaciones.

Este año era de Juegos Olímpicos, y Pekín me hizo trasnochar o madrugar en más de una ocasión para ver algún acontecimiento especial en directo, y vibré mucho por ejemplo con la victoria de Samuel Sanchez en cicismo-ruta, las retransmisiones de triatlón en directo, la gran final de 4x100 libres de natación, los ocho oros de Phelps, el espectáculo de Usain Bolt en los 100m, desde las series hasta la final.. así como también en otros deportes, como el emocionante e incierto final del mundial de F1, que no se decidió hasta las últimas curvas.
Y esta semana, a parte del Barça-Madrid, también he visto:
- La primera prueba de la copa del mundo de esquí en Catalunya, que se celebró en La Molina. La finlandesa Tanja Poutianen ganó el slalom gigante, con una minúscula ventaja de 2 segundos respecto a la segunda clasificada, la italiana Moelgg, y gracias a la caída de la que habia sido primera en la primera manga.